Ximena


Tenlo por seguro que agradezco tu ayuda y seguiré como mínimo siendo tu amigo. El resto de mis sentimientos hacia ti ya lo sabes. Te pagare toda tu ayuda de regreso apenas pueda. La próxima semana estarán apostillados los documentos del divorcio y te los enviare. No los metas todavía. Piénsalo un rato, aunque me imagino que no puedes esperar en ya salir de mí.


Después de la discusión de hoy quiero que estemos claros. Sabemos que lo nuestro se acabó. Y seguro no vas a querer leer esto que te escribo. Y si lo haces no vas a ver solo más que tu dolor y sufrimiento. Pero espero que comprendas el mío. Yo no soy víctima de nadie y me vale si me reclamas si lloro por ti o no. 


Por alguna razón tú crees que tienes un monopolio sobre nuestro sufrimiento.

Que todo es mi culpa, pero en realidad tu nunca perdonaste. Por más que me dijiste que me amabas. Nunca más fuimos lo que fuimos antes y eso si fue mi culpa.


Claro que fui un mal marido. Nunca te pude dar la vida que merecías. Veía pornografía, te fui infiel y me porté como un imbécil cuando más me necesitabas, nunca ganaba lo suficiente, quedé sin trabajo. Yo me he confesado ante ti varias veces y acepto mi culpa, pero siempre te he dicho que te he amado y he aguantado el escarnio merecido de tu desprecio con la esperanza de que encontraríamos el amor otra vez. 


No te hable este año porque sé que estaba en lo correcto. Nuestra hija hizo algo casi imperdonable y le diste la razón y la premiaste. Me reclamaste que querías que se sintiera amada. ¿Y yo que? Ella lo más campante se arregló conmigo apenas regreso. ¿Y Tú? Espere que volvieras a mí. Que imbécil fui. Esa fue tu carta de partida. Tu excusa final. Tu oportunidad. ¿Tú crees que no me ha dolido en lo más hondo, que es solo para hacerme la victima? ¿Tú crees que eres la única que ha sufrido? Te he llorado desde que te fuiste. Darme cuenta de que tenías un año de estar con otro me termino de rematar. Volvió a abrir la herida y me mato la esperanza. Y no hay nada peor que no tener esperanza. Tu estarás con tu gringo que te da apoyo. Pero yo no he estado con nadie todo este tiempo, esperándote como un imbécil sin saber que ya te habías arreglado con otro hombre. Ese es mi dolor. Ese es mi llanto. Mi desbalance. Tan obvio que hasta nuestras hijas lo comprendieron y te rogaron que me dijeras. 


Yo lloro cuando lo siento y lo comparto. Y si quiero lo público donde me dé la gana. Tú lo harás a tu manera.

 

En Nicaragua me heriste cuando estaba en lo más bajo. Tal vez me lo merecí. Pero te valí verga. Era un cerote a la izquierda para ti. Te fuiste con otro y ni siquiera tuviste la decencia de esconder tus calzones sucios de tu traición. Los dejaste allí tirados en nuestro baño, hediondos a sexo con otro. Los que yo te había regalado. Los queme en una tarde de rabia.


Pero me juraste que no era verdad. Después que me querías. Pero tu desprecio fue tanto que hasta nuestras hijas se contagiaron. Seguiste hablando con él y lo defendiste.

Hasta el día que murió y su muerte te quebró. Por eso me fui de la casa.


No te miento, lo odie y en ese momento me alegro su muerte. Te desee que sintieras su dolor y el mío. Pero tu maltrato era desde antes. Hasta me diste un pitty fuck una tarde y me dijiste pobre a la cara después de hacerlo. Aquí en México intentaste amarme al principio, pero después te volviste a cansar de mí y de nuestra vida donde no nos veíamos y no teníamos tiempo y recursos para nada más que nuestras hijas. Pase los últimos años de rabia contigo porque no me tocabas y rehusabas mis intentos. ¿Qué hace uno ante eso? Aguanté lo más que pude y pensé que Houston nos había salvado. Pero tú no aguantaste y apenas pudiste corriste. Me imagino que ya lo tenías contemplado. Tanto así que no esperaste dos meses a que el cadáver de nuestro matrimonio se enfriara antes de irte con otro que te diera comodidad.


No sé si lo imaginé, pero sentí amor otra vez cuando fuimos juntos a Houston. ¿O abra sido solo tu despedida de mí? ¿Tu dime? Al final tu solo huiste. Aunque te amare para siempre, en este día te odio por irte así de mi lado. Pero con el tiempo me pasara.


Espero que comprendas lo que te digo en esta carta. Tu sufres a tu manera y yo a la mía. Tú tienes tus momentos en que te hice sufrir y yo los míos en que tú me hiciste sufrir. Pero como te dije antes tu siempre has sido mejor que yo en todo sentido. Hasta en tu manera de sufrir. Yo tengo que ser sincero con lo que siento para poder seguir adelante. Al final no te culpo, te comprendo, pero tu compréndeme a mí.




Tomas 

Comments

Popular posts from this blog

Infelices

Ximena